Mientras se desarrollaban los EdFeL (encuentros de Formación en Línea) un profe nos compartió su estrategia de enseñanza para la Continuidad Pedagógica. Realizó una serie de micro-videos para sus alumnos de secundaria. Desde ese momento acordamos un intercambio para éste espacio EN PRIMERA PERSONA. Los invitamos a conocer más este docente apasionado y apasionante que nos comparte sus reflexiones, sus propuestas y sus inquietudes.
Gustavo Issetta es Profesor en Historia, Especialista en Cs.Sociales y se encuentra terminando la Licenciatura de Historia en UNLU. Se desempeña en el cargo de Jefe del Depto Sociales de la ET1 de Escobar y actualmente es Director del Museo Histórico Municipal de Escobar “Dr. Agustín Campiglia”. Entre su amplia trayectoria Gustavo resalta que fue miembro fundador de la Casa de la Cultura Escobarense y su paso por el CBC UBA Escobar en el que se desempeñó como Director.
Muchos de ustedes lo conocerán además, por el proyecto HUELLAS que se desarrolló en 2019 a raíz de los 60 años de Escobar en el que participaron todas las escuelas de ese Distrito.
En el caso que nos incumbe, la Educación, tuvo y tuvimos todos la enorme responsabilidad de redefinir los vínculos educador-niño-adolescentes con diferentes grados de densidad tecnológica. Esa redefinición de una “escuela sin paredes” me recuerda a los análisis que se efectuaron en la década de 1950 al planetarizarse las comunicaciones con el surgimiento de las primeras computadoras y a la masificación, primero del cine y luego de la Tv hogareña.
Entiendo que estas dos columnas: Salud y Educación, resultaron como un escudo cultural para la emergencia en sus primeros momentos, ante la figura terrible que se exhibía del número de víctimas junto a la incertidumbre de no contar con una vacuna.
Por otro lado, las sociedades en el Tiempo, han salido de diferentes formas luego de estas crisis. Después de la Peste Negra, por ejemplo, ocurrida en el 1600, desembocó en el denominado Renacimiento. Y si nos vamos más atrás, siempre un cambio se registra. No hablo aquí de determinismos históricos, sino del colectivo humano que tomando las terribles enseñanzas de las crisis pudieron elaborar, siempre, desde la tecnología implícita del “ ser humano”, resoluciones y alternativas para seguir transitando sus existencias. No seremos la excepción, en este Siglo XXI.
Muchos docentes pudieron aplicar los cursos y jornadas que las instituciones particulares y estatales venían ofreciendo desde sus organismos, por ejemplo el excelente trabajo de los CIIE provinciales. Otros, porque sus materias o aficiones lo estaban preparando para el mundo de hoy, sin lugares públicos pero sí privados, y así pudieron enfrentar los primeros tiempos de crisis educativa.
A través de la incorporación directa e indirecta de los nuevos medios digitales, que nos permite acceder a una casi infinita red de recursos educativos y culturales se sumó la restauración de un valor perdido: la fusión de la familia y la escuela en un mismo sitio, es decir, en un mismo hogar. Pensemos que uno de los objetivos de la educación era que la casa del alumno pudiera contribuir a la asimilación de contenidos desde la transmisión de ciertos valores y en esa especie de “ servomecanismo” todos los integrantes del sistema surgieran enriquecidos. Resulta que Hoy, los docentes, damos clase en los hogares de nuestros alumnos y les enviamos materiales que muchas veces los padres traducen a sus hijos. Y con esto no niego las terribles diferencias sociales y económicas que desde ya inciden en la educación, y que siempre existieron. Pero estamos asistiendo a un cambio de roles interesante mediada por la tecnología, como siempre ha sido. Sin embargo, falta aún, un importante porcentaje de hogares-escuelas que puedan acceder a las aulas sin muros, que vienen ya desde el Siglo XX.
Luego, establecidos ya los medios (Classroom, Zoom, Mensajes de Textos, etc) se comprendió que la linealidad y la fragmentación no serían nunca más, la línea de montaje casi industrial por donde la sociedad se venía comunicando desde el 1500. El concepto de individualismo, tendría que reconvertirse en “Individuos con conectividad diferente” vinculados a tiempos distintos, sin espacios comunes, pero con la presencia de las familias. Todo ello junto a una nueva selección de recursos y contenidos.
Y en el momento actual queda por redefinir la evaluación. Que será distinta, porque la cinta sin fin, de la linealidad anterior, no se producirá. No habrá nada para medir o pesar, porque no estarán alumnos y docentes en el mismo espacio físico. No habrá muros, pero la escuela estará. Es allí donde las rúbricas entran en juego, para dar cuenta acerca de si los alumnos llegan a los objetivos, si realizan sus sistemas, si resignifican algunos conceptos. En suma: si están armando su saber. Y si ese saber le sirve, como ser humano del Siglo XXI.
Gustavo Issetta es Profesor en Historia, Especialista en Cs.Sociales y se encuentra terminando la Licenciatura de Historia en UNLU. Se desempeña en el cargo de Jefe del Depto Sociales de la ET1 de Escobar y actualmente es Director del Museo Histórico Municipal de Escobar “Dr. Agustín Campiglia”. Entre su amplia trayectoria Gustavo resalta que fue miembro fundador de la Casa de la Cultura Escobarense y su paso por el CBC UBA Escobar en el que se desempeñó como Director.
Muchos de ustedes lo conocerán además, por el proyecto HUELLAS que se desarrolló en 2019 a raíz de los 60 años de Escobar en el que participaron todas las escuelas de ese Distrito.
- Contanos Gustavo ¿ En qué estás trabajando actualmente?
- ¿ Qué nos podés adelantar de tus Próximos proyectos?
- Ahora apelando a tu rol de investigador: Cuál es tu mirada desde la Historia de éste escenario de Pandemia?
En el caso que nos incumbe, la Educación, tuvo y tuvimos todos la enorme responsabilidad de redefinir los vínculos educador-niño-adolescentes con diferentes grados de densidad tecnológica. Esa redefinición de una “escuela sin paredes” me recuerda a los análisis que se efectuaron en la década de 1950 al planetarizarse las comunicaciones con el surgimiento de las primeras computadoras y a la masificación, primero del cine y luego de la Tv hogareña.
Entiendo que estas dos columnas: Salud y Educación, resultaron como un escudo cultural para la emergencia en sus primeros momentos, ante la figura terrible que se exhibía del número de víctimas junto a la incertidumbre de no contar con una vacuna.
Por otro lado, las sociedades en el Tiempo, han salido de diferentes formas luego de estas crisis. Después de la Peste Negra, por ejemplo, ocurrida en el 1600, desembocó en el denominado Renacimiento. Y si nos vamos más atrás, siempre un cambio se registra. No hablo aquí de determinismos históricos, sino del colectivo humano que tomando las terribles enseñanzas de las crisis pudieron elaborar, siempre, desde la tecnología implícita del “ ser humano”, resoluciones y alternativas para seguir transitando sus existencias. No seremos la excepción, en este Siglo XXI.
- ¿Y con respecto a la Escuela en contexto de Pandemia?
Muchos docentes pudieron aplicar los cursos y jornadas que las instituciones particulares y estatales venían ofreciendo desde sus organismos, por ejemplo el excelente trabajo de los CIIE provinciales. Otros, porque sus materias o aficiones lo estaban preparando para el mundo de hoy, sin lugares públicos pero sí privados, y así pudieron enfrentar los primeros tiempos de crisis educativa.
A través de la incorporación directa e indirecta de los nuevos medios digitales, que nos permite acceder a una casi infinita red de recursos educativos y culturales se sumó la restauración de un valor perdido: la fusión de la familia y la escuela en un mismo sitio, es decir, en un mismo hogar. Pensemos que uno de los objetivos de la educación era que la casa del alumno pudiera contribuir a la asimilación de contenidos desde la transmisión de ciertos valores y en esa especie de “ servomecanismo” todos los integrantes del sistema surgieran enriquecidos. Resulta que Hoy, los docentes, damos clase en los hogares de nuestros alumnos y les enviamos materiales que muchas veces los padres traducen a sus hijos. Y con esto no niego las terribles diferencias sociales y económicas que desde ya inciden en la educación, y que siempre existieron. Pero estamos asistiendo a un cambio de roles interesante mediada por la tecnología, como siempre ha sido. Sin embargo, falta aún, un importante porcentaje de hogares-escuelas que puedan acceder a las aulas sin muros, que vienen ya desde el Siglo XX.
- ¿Qué lectura has podido hacer de los planes de contingencia en las escuelas?
Luego, establecidos ya los medios (Classroom, Zoom, Mensajes de Textos, etc) se comprendió que la linealidad y la fragmentación no serían nunca más, la línea de montaje casi industrial por donde la sociedad se venía comunicando desde el 1500. El concepto de individualismo, tendría que reconvertirse en “Individuos con conectividad diferente” vinculados a tiempos distintos, sin espacios comunes, pero con la presencia de las familias. Todo ello junto a una nueva selección de recursos y contenidos.
Y en el momento actual queda por redefinir la evaluación. Que será distinta, porque la cinta sin fin, de la linealidad anterior, no se producirá. No habrá nada para medir o pesar, porque no estarán alumnos y docentes en el mismo espacio físico. No habrá muros, pero la escuela estará. Es allí donde las rúbricas entran en juego, para dar cuenta acerca de si los alumnos llegan a los objetivos, si realizan sus sistemas, si resignifican algunos conceptos. En suma: si están armando su saber. Y si ese saber le sirve, como ser humano del Siglo XXI.
- ¿Como estás viendo los resultados de las estrategias utilizadas en las escuelas?
- Finalmente, para cerrar ¿Cómo imaginas el regreso a la presencialidad de las clases?
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